jueves, 4 de mayo de 2017

DIARIO DE UN REFUGIADO VII. BEATUS ILLE.

Me siento sola en medio de tanta gente. Ahora si estoy sola de verdad. Antes echaba de menos mis cosas. Ya no son importantes, solo el recordar a mi familia y saber que ya no están. A partir de ahora, mi viaje es en solitario. De tierra firme y del registro policial, nos llevan a un campo de refugiados. No es la primera vez que estoy en uno. Y parece que fue hace mucho tiempo.
Mientras espero mi turno para pasar el control policial mi cabeza vuela como un águila recordando todo el viaje vivido hasta el momento. Quien me iba a decir que iba a vivir todo lo sucedido y en este  momento lo único que deseo es que acabe esto, ahora me siento tan pequeña como un guisante, me gustaría estar en mi casa tranquila con mis amigos y familia y no donde me encuentro ahora. Si pudiera me gustaría tener una vida normal, tranquila y relajada alejada de todo esto. Me conformo con esto.
Llega mi turno del control y esto me hace volver a la realidad. Tras pasar, me mandan junto con un grupo de personas a una zona que está poco poblada y parece muy tranquila. Es lo más parecido en este momento a un hogar. Me siento alegre y triste a la vez, me siento tan fuerte como Hércules y tan débil como las gotas de lluvia cuando está dejando de llover. Si tengo algo claro en este momento es que ahora estoy aquí y quiero que todo vaya bien.
Cuando vamos a instalarnos el grupo que hemos llegado hasta aquí, de repente, aparecen más refugiados y nos vemos obligados a juntarnos más de la cuenta para caber todos. Al fin y al cabo, no estoy tan contenta como esperaba. Este cambio de última hora, me ha decepcionado. Pensaba que podríamos estar cómodos. Me siento como una flor recién pisada en el suelo.
                                                       "Vivo sin vivir en mi
                                                         y de tal manera espero,
                                                         que muero porque no muero
                                                         lloro porque no tengo consuelo,
                                                         me desespero porque no puedo
                                                         me entristezco porque espero".
                                                       

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