viernes, 6 de enero de 2017

DIARIO DE UN REFUGIADO II.

CANTAR DEL DESTIERRO

“El refugiado sale de Madrid, a Valencia va encaminado,             
allí deja su hogar, yermo y desheredado.
Con lágrimas en los ojos muy fuertemente llorando
 la cabeza volvía y quedábase mirando...”
"Hemos comenzado a caminar hacia Valencia,
desde la sierra madrileña.
Voy con personas con las que estaba
escondida en la cueva de la sierra.
Mientras ando voy echando la vista atrás,
recordando momentos y personas en mi vida.
Pienso en mi familia, mis amigas, etc
mientras caminamos hacia lo desconocido.
Escucho y siento las palabras y los sentimientos
de las personas que me acompañan y acompaño en este viaje,
hacia lo nuevo, lo desconocido".
De pronto, me doy cuenta de todo lo que pesa la maleta. Me costó elegir que llevarme y finalmente decidí, además del móvil y algunos libros, ropa, algo de comida, mi diario personal como bien más valioso. En realidad, tampoco llevaba tantas cosas, lo que pasa que la maleta es muy pequeña. En el viaje, voy acompañada de mi familia, y otras familias que afortunadamente tienen como yo a todos los miembros con ellos. Como vamos muchas familias, viajamos en varios autobuses en los cuales vamos familias enteras. Las caras de estas personas son de miedo, susto, incertidumbre. Sabemos que vamos hacia Valencia, ahora, desconocemos que nos espera en el camino. El viaje decidimos hacerlo durante la noche para pasar desapercibidos. Hay miedo a ser interceptados por aviones, camiones, etc. La noche pasa finalmente sin grandes complicaciones. Algún lloro de algún bebé que le cuesta dormir, y alguna persona que está inquieta y no para de hablar.
Cuando se hace de día llegamos finalmente al puerto de Valencia sanos y salvos.


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